domingo, 15 de agosto de 2010

Jean Paul Sartre y la crisis de la felicidad


Jean Paul Sartre filósofo francés es uno de los exponentes más importantes del existencialismo que es una teoría que afirma la primacía o la prioridad de la existencia (Foulquié; 1973:7) .


El existencialismo comienza según Foulquié con el asombro de existir y surge la pregunta: ¿Que es la existencia?. La existencia no es un estado, sino un acto, que incluye el paso de la posibilidad a la realidad .

El hombre tiene la posibilidad en su proyecto de vida de elegir su esencia, y una tesis fundamental del existencialismo es que la existencia precede a la esencia, debido a que en la naturaleza todos los seres vivos están predeterminados; sin embargo, el hombre como proyecto a futuro, tiene la posibilidad de elegir entre muchas posibilidades; a pesar, de la limitación de la elección por factores tales como: el lugar donde se nace, situación económica de la familia, entorno cultural; condiciones no se eligen, pero el ser humano está en su derecho de aceptarlas o rebelarse ante ellas.

La realidad del ser humano es movimiento y cambio, con la posibilidad de asumir una esencia, un poder ser, que no está predeterminado o establecido, sino que el ser humano tiene que lograrlo en el devenir. Desde el momento cuando se nace, se asume un compromiso, consigo mismo y con los demás, y ese compromiso se traduce en angustia.

El hombre es responsable en su devenir, y tiene la posibilidad en el tiempo de construirlo; sin embargo, existen unos límites o factores, que son extraños y que no dependen del propio individuo; sin embargo, el hombre libre es el que asume una determinada actitud con respecto a estos factores .

En el existencialismo al referirse al sentido de la vida surge una situación aparentemente contradictoria, caracterizada porque las funciones básicas de la vida tales como: comer, beber, dormir o comer, se traducen en un intento por mantener con vida a un organismo, que estará en el futuro condenado a su destrucción.

Sartre considera que la existencia precede a la esencia; es decir, se realizará en el tiempo, como proyecto que puede o no consolidarse. El hombre es un proyecto; sin embargo la posibilidad de consolidarse o no ese proyecto, se traduce en: “angustia” ante el porvenir que implica el reconocimiento de una posibilidad.

Sartre se refiere como “ ser para sí” al ser que tiene un proyecto originario. El hombre en su proyecto se hace a sí mismo, crea su propia esencia y asume su responsabilidad ante su propia existencia. El hombre se encuentra arraigado en el mundo, y no puede permanecer como un ser abandonado y vacío, sino por el contrario, es necesario que se encuentre comprometido con un mundo del que es enteramente responsable (Sartre; 1981:677).

El hombre al ser arrojado al mundo, está condenado a ser libre, debido a que es responsable de todo lo que hace. El hombre se siente extraño en su propio mundo, es decir alienado o como una especie de extranjero, que se traduce en desesperación, tedio, pesar, con una angustia existencial, como consecuencia de la angustia de su existencia y la posibilidad de su muerte.

La muerte considerada como el fin de la nada, se interioriza y humaniza, y como tal influye en la vida entera. La muerte es azar debido a que pueden aparecer en cualquier período de la vida y es por eso la angustia que produce la muerte; el hombre sería, quien le otorga sentido a su propia vida y existir implicaría crear su propia existencia.

Sartre señala en “ El existencialismo es un humanismo”, que el hombre es el único ser vivo que no sólo es tal como se concibe ,sino tal como es se quiere, y se concibe después de este impulso hacia la existencia.(Sartre ; 1985: 16)

El hombre empieza por existir, se proyecta hacia el porvenir y existe una elección que es expresión de su voluntad, y un proyecto de vida que se traduce en angustia, debido a que no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad (Sartre; 1985: 18).

Otras fuentes de angustia para Sartre es “el otro”, y plantea la posibilidad del surgimiento de la angustia cuando nos vinculamos con las demás personas, debido a que existe la posibilidad de coartar nuestra autonomía y libertad; es decir, las relaciones sociales serían para Sartre fuentes de conflicto y de preocupación.

La relación con el “otro”, serían conflictivas debido a que representan obstáculos para la expresión de la libertad del individuo, y el otro representaría una especie de amenaza, debido a que se aproximan a nosotros como si se tratase de objetos o cosas. Se cosifica al otro por su aspecto, su físico, su forma de vestir, porque no se tiene la posibilidad de aproximarse a su interioridad, y las relaciones equilibradas y armónicas, serían la excepción más que la regla.

Sartre considera que sólo hay realidad en la acción, y el hombre existe en la medida de su realización en el tiempo, debido a que el hombre no es nada más que su proyecto. Sartre considera que el hombre es lo que se hace y está en la responsabilidad de comprometerse en su proyecto de vida.

“Los proyectos pueden ser diversos, por lo menos, ninguno puede permanecer extraño, porque todos presentan en común una tentativa para franquear esos límites o para ampliarlos, o para negarlos o para acomodarse a ellos” (Sartre; 1985: 33).

Bibliografía

Faulquié, Paul . (1973). El existencialismo. Ediciones Oikos – tau .

Sartre, Jean Paul . (1985). El existencialismo es un humanismo. Buenos Aires: Ediciones del 80.









No hay comentarios:

Publicar un comentario